(...)
Mas la ilusión floreció
como en semillas que esperan
y unos jóvenes cofrades
con la ilusión por bandera
sintieron en su interior
en lo hondo de las venas
que les hablaba el Espíritu
-que es el que guía a la Iglesia-
y fueron a congregarse
como si fueran estrellas
alrededor de la Luna
en noche de Primavera
y Tu devoción alzaron
como una gloriosa enseña,
de San Alberto salió
el Cristo antiguo que es Fuerza
y hasta la calle Jesús
vino a sanar almas nuevas,
llevaron a resurgir
a la cofradía vieja
la de más rancio abolengo
de las que en Sevilla hubiera
y otra vez, Señor, clavado
sobre Tu Cruz Verdadera
los sevillanos buscaron
el abrigo en Tu Presencia,
ante Tu Antigua Escultura
de devoción tan inmensa,
ante Tu Sangre Preciosa
que cayó sobre la Tierra.
Cristo al que antaño rezaron
generaciones enteras,
Cristo Cósmico Central
del Universo que rueda
el Inicio y el Final
de toda la convergencia,
Cristo Eterno e Infinito
y Dios y Hombre de veras,
Hijo de María la Virgen
del que hablaron los Profetas;
Señor, Salvador, Ungido
que Sufrió por faltas nuestras,
Mesías que Dios al hombre
en lo antiguo prometiera.
Cuánta Sevilla, Señor
ante Tu Imagen Austera
ante la severidad
de Tu Muerte tan cruenta
comprendió que Tú en la Cruz
Eres Verdad, Vida Cierta
Segura Resurrección
y la Salvación más plena,
Cristo de la Vera+Cruz,
Señor del Cielo y la Tierra.
Rafael de Gabriel García - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2004.
Pongamos que esta noche te hago un
trato
Tú pones Candelaria esa tu gracia
yo si acaso pondré toda la audacia
de llamar a llorarte en arrebato
una blanca pasión escribe lenta
por esta hermosa noche de sereno
en la que yo hurgo en el amor ajeno
y alcanzo corazones en tormenta
amor en la mirada, ese amor ciego
amor en la razón y en la locura
alivio entre la pena y la amargura
consuelo de mi voz y de mi ruego
la luz de un mundo hosco y sin
camino
referencia de brillo en la tiniebla
norte de claridad entre la niebla
Candelaria alumbrando mi destino.
Yo soy gozo, tú mirada dolorosa
vivo libre aunque parezca maniatado
y sobrevuelo el tránsito cansado
que une las acacias estre rosas
ve clavadas las astillas del fracaso
en la triste soledad de tanta gente
una lágrima vidriosa, impunemente
va camino a los labios del ocaso
la quietud dolorosa, sorda y ciega
solo tiene salida en la tristeza
el perfil de tu beso, tu belleza
y el dispendio de luz en la refriega
entregarse al amor y a tu plegaria
es igual que entregarse sin medida
es regalarte un alma arrepentida
y cobrar con tu luz indumentaria
es lágrima sin pena y sin horario
una luz vigorosa y solitaria
una voz, un jardín, un escenario
una madre de Dios, la Candelaria.
Carlos Herrera Crusset - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2001.
Toda Sevilla, Señor,
es borde de tu camino;
toda su luz, resplandor
de tu farol encendido;
todo su aire, como el paso
de tu sublime martirio;
Todos sus balcones, jarras
cinceladas de platino;
toda su gracia, faldones
a tu sereno equilibrio;
todas sus calles y plazas
amargura sin sonido;
toda su sombra, la túnica
de tu cuerpo dolorido;
todo su mirar agujas,
bordándola de oro fino;
todas sus coplas, saetas
clavándose en tus oídos;
toda su voz, capataz
para alzarte con cariño;
todas sus flores, claveles
para cuajarte en los frisos;
todo vuelo, golondrina
para arrancar tus espinos;
todo recuerdo, oración;
todas las promesas, lirios;
todas las fuentes, de llantos;
todo el silencio delirio
y anónimo costalero,
la blanca flor del suspiro.
¡Quien vio cruzar al Gran Poder,
vio caminar a Dios mismo!.
Antonio Rodríguez Buzón - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 1956.
Cristo de la
juventud,
Cachorro,
que sigues vivo.
Yo quiero
que seas patrón
de jóvenes y
de niños,
de los que
vamos creciendo
y los que
aún son chiquillos
que no saben
de la vida
porque
jugando han vivido.
Cachorro, tú
que pareces
que estás al
fin del camino,
quiero que
seas paso cierto,
quiero que
seas el principio,
y pongas
sobre la arena
de la playa
tu barquito,
y nos lleves
de tu mano,
por tu mismo
recorrido,
sobre la mar
de la vida,
sobre la mar
del destino.
Tú sembraste
en nuestros surcos
un Evangelio
sencillo:
amar a Dios
sobre todo
y al hombre
como a ti mismo.
Tú pusiste
en nuestras vidas
tres letras
y un paraíso:
JMJ, Madrid,
Cuatro
Vientos, Benedicto.
Dicen que tú
no viniste,
y yo te
sentí conmigo.
Y yo te
cambiaba el nombre,
sobre el
pecho crucifijo,
y no fuiste
Expiración
fuiste,
Cachorro, distinto:
Cristo de la
Aspiración
que unía
nuestros designios.
Un millón de
cruces dieron
a todos los
peregrinos.
Y en la cruz
un cristo muerto,
pero da
igual, da lo mismo.
Estaba la
juventud
herida por
tantos mitos,
perdida en
redes sociales,
consumida
entre los vicios,
vacilante y
sin modelos,
despreocupada,
a su ritmo.
Pero estabas
también Tú,
Cachorro,
cambiando el sino,
y
desclavando tus manos
Señor, para
bendecirnos.
No hizo
falta que vinieras,
porque allí,
en aquel bullicio
dos millones
de Cachorros
por ti
estuvieron unidos.
(...)
Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.
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