Te pido que
no te quedes,
en los
lirios y el silencio
y en la rosa como gota
y en la rosa como gota
cristalizada
en el viento.
Yo te pido
que tú encuentres,
Sevilla, el
mejor ejemplo,
con la santa
de Betania
en tu
constante trasiego.
Santa Marta,
yo quisiera
imitarte y
ser reflejo,
yo quisiera
que Jesús
estando
Lázaro muerto
antes de
obrar el milagro
me
preguntara: “¿Crees esto?
Y yo poder
responderle:
“Creo,
confío y espero”.
Hermanos de
Santa Marta,
jóvenes con
quienes siento,
la urgencia en la Caridad
la urgencia en la Caridad
y el ardor
del Evangelio,
llevad a
Cristo al sepulcro
de los que
entierran su credo.
Llevad a
Cristo al sepulcro
del
sevillano que ha vuelto
los ojos y,
ya sin fe,
sin mirar,
sigue viviendo.
Llevad a
Cristo, hay sepulcros
que están
como el suyo nuevos,
sin que haya
estado antes
nadie
dándoles su aliento.
¡Cuántos
como Santa Marta
corriendo,
siempre corriendo,
sin tiempo
para sus hijos
aunque los
lleve al colegio,
sin tiempo
para su esposa
o marido,
repitiendo
como excusa
rutinaria
“Llegamos
tarde, lo siento”.
“No está
muerto, Cristo vive”
dijo el
joven pregonero,
y otro
pregonero joven
os lo repite
de nuevo.
Santa Marta
nos enseña
a confiar en
quien no ha muerto.
Hermanos de
Santa Marta,
cirios
azules lamento.
¡Dad razón
de nuestra fe,
confesad lo
que creemos!
La Caridad
por bandera
verde y azul en el pecho.
verde y azul en el pecho.
Lunes Santo
en procesión
itinerante
os veremos.
Cristo de la
Caridad
busca
sepulcros abiertos.
Sepulcros
porque Sevilla
lleve a Dios
dentro, muy dentro.
Sepulcros
para quedarse
entre
nosotros muriendo.
Sepulcros
para quedarse
eternamente
despierto.
Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.
Ni fue el sol ni aquella luz primera
que rompió en el infinito
el espíritu de las tinieblas,
ni fue la luna, el firmamento
ni fueron, que no, las estrellas.
A estas obras, de su mano,
las fue Dios dando por buenas.
Tampoco fue el mar,
ni los ríos ni la tierra,
ni las plantas ni las frutas,
ni las aves ni las bestias,
que según dice la Biblia:
todo salió obra perfecta.
Fue el hombre cuando vino,
cuando vino junto a Eva
que de su misma costilla
y de su misma miseria,
perdieron su libertad
por cuestiones de obediencia.
Así que aquel paraíso
dió de fruto almas en pena.
Así que quedó pendiente
borrarle a Dios su tristeza,
y añadir a lo creado
una Esperanza, sin tregua.
Al séptimo no descansó,
coge el Padre la faena,
remueve su corazón
buscando nuevas ideas
que el amor por esta vez
quiere romper sus fronteras.
Se vuelve loco de amar
y entrega al Hijo en cruenta
muerte de clavo y cruz,
forma la más violenta
y también la más absurda
de sentenciar la inocencia.
Pero hace falta una madre,
otra mujer, otra Eva.
Esta vez la saco yo
de mi costilla, esto piensa
y enamorado imagina
el modelo en el que sueña.
Pura y Limpia, desde luego,
con un poquito de pena
para que el hombre que sufre
se sienta cerca de Ella
y otro tanto de sonrisa
para que sea yerbabuena,
y sol y cielo y aurora
y luz y agua y marea
y noche y día y mañana
y tarde y techo de estrellas
y horizonte de montaña,
nieve blanca, verde sierra,
la cumbre más elevada,
la más lejana pradera,
todos los bosques inmensos,
las inexploradas selvas,
los misterios más ocultos
que encierra nuestro planeta.
Todo lo que hizo Dios,
todo con su belleza,
encerrada en expresión
que no se olvide aunque quiera.
Todo lo que Dios soñó,
toda la creación en Ella,
superada y más sucinta,
en solo una cara perfecta.
Y vió Dios que esto era bueno,
sonó su voz a sincera,
esta vez estaba el mundo
del Paraíso más cerca,
a pesar de la barbarie
de la historia y de sus guerras,
por eso dejó sus manos
de tanta esperanza llenas.
Y vio Dios que era tan bueno,
lo que enviaba a la tierra,
el remate de su Creación
su obra de mujer nueva,
que puso inicio al descanso
cumplida su mejor promesa,
cuando tronando su voz,
como un he dicho, ahí se queda,
se oyó por el universo
que baja hasta calle Feria:
¡Hágase la que es mi madre!
¡Hágase la Macarena!
Francisco J. Vázquez Perea - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2003.
En la amanecida fresca
un barco hace su entrada
por el Arco del Postigo
el Viernes después del Alba
lo va capitaneando
la Esperanza de Triana,
en el río suenan salvas
de corbetas y fragatas,
los galeones de Indias
disparan sus andanadas
y por Arfe se estremecen
sentimientos y miradas
cuando suenan los cañones
de la Belleza y la Gracia.
Cuando Tú pasas, Morena
de camino hacia Triana
todo el Postigo se queda
solo como una explanada
en la que no hubiera nadie
que sin tristeza se hallara
pero le queda el consuelo
al Arco y Atarazanas
de haber grabado en sus muros
la sombra de Tu Esperanza.
Y te esperarán seguro
aguardando Tu llegada
para poder recibirte
entre salvas y andanadas.
Luego, por el Baratillo
a los sones de las marchas
bajo las trabajaderas
se mece toda la Gracia
y todo el mundo se queda
con el nudo en la garganta
cuando pasa para el puente
la Dueña de la Mañana.
Bonita y Guapa le dice
de lejos la Maestranza,
mira la Torre del Oro
-lo cuenta a la de la Plata-
cómo va la cofradía
despacito hacia su Entrada.
Del cielo blanca neblina
ha bajado hasta las aguas
por recibir la caricia
del Manto de la Esperanza.
Está el Paso del Caballo
cerca de la calle Larga
el Altozano es un mundo
y el mundo entero es Triana
y en la cara de Belmonte
se adivina congelada
una sonrisa torera
bajo el sol que ya se alza.
Despacio la Virgen viene
por el Puente, entre plegarias,
bendito el que la vistió
que le colocó la Saya
con el arte y el pellizco
de siguiriyas gitanas.
Arcángeles alfareros
la van llevando en volandas
pasa el Puente poco a poco
y cuando entra en Triana
desde los Cielos sonríen
San Joaquín y Santa Ana.
Marineros Celestiales
han soltado las amarras
y han desplegado las velas
de la Nao de la Gracia
que va surcando por mares
de piropos y alabanzas
que se dirigen a Ti
por ser Divina Esperanza.
Cuando el barco toma el rumbo
que le dicta Tu Mirada
pétalos y colgaduras
te siguen, rindiendo armas
y repitiendo a porfía
como canción que te alaba:
¡Dios te Salve, Marinera
Lucero de la Mañana
Ilusión de nuestra vida
Esperanza de Triana!
Rafael de Gabriel García - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2004.
La torre de
Omnium Sanctorum
está mirando
hacia Roma,
y en la
calle Anchalaferia
ya hay
plumeros que la adornan.
Roma toma
posiciones
y Sevilla
las remonta,
que por la
Paz llega el Carmen
a imponerse
a la carcoma.
Lo va
diciendo Jesús
Despojado
por Varflora;
y a
continuación lo dice
el Cristo de
la Victoria;
y las Penas
de Triana
por San
Jacinto y Rioja;
y lo dice la
Amargura
con su
Silencio en la Europa,
y San
Gonzalo al pasar
por la
avenida de Coria.
Y Longinos
en el Cerro
y en la
Lanzada alevosa.
El ultraje
en San Esteban
lo va
diciendo con mofa.
Y San Benito
lo dice
por la
Puerta de Carmona,
que el
barrio de la Calzada
no tiene
miedo a la loba,
ni el águila
macarena
teme a la
flecha o la honda.
(...)
(...)
Joaquín Romero Murube - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2000.
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