Amargura sin
frontera
que las lágrimas harán
que las lágrimas harán
rosa de
pasión, imán
de la fe más
verdadera.
Cruje el son
de la madera
mientras las
canciones van
del convento al paso, tan
del convento al paso, tan
sentidas que
en la cera
se enciende
de amor la espera
por el cielo
de San Juan.
Canta el
amor, necesita
hacerse
canto y ternura
si sobre la
cal más pura
surge la
imagen bendita.
El incienso
delimita
la luz de
tanta hermosura.
Y en la paz
de la clausura,
susurra
madre Angelita:
“¡Mira que
viene bonita
mi Virgen de
la Amargura!”.
Ignacio Montaño Jiménez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 1997.
¿Quién encargó al escultor?
¿Quién le diría que lo hiciese?
¿Quién le diría que lo hiciese?
¿De qué bosque sacarían
la madera para hacerte?
¿y qué pájaros cantaban
en aquel árbol –aún verde-
que ni siquiera sabía
que serviría a las gentes
para mirar al Señor
y al Misterio de Su Muerte?
¿Y qué sintió Juan de Mesa
cuando la orden le diesen
de hacer un Crucificado
de traza clara y valiente?
¿En qué salmo de David
de todos los que leyese
o en qué verso de Isaías
encontró como ponerle
nombre a Obra tan Bella,
a Imagen tan Excelente?
qué inspiró a aquel cordobés
-imaginero eminente-
¿qué Ángel se le apareció
en un sueño que tuviese
para dejarle la musa
que le sirvió para verte
para dictarle a la gubia
por do había de meterse
ahondando en los maderos
que esperaban impacientes
servir al Cuerpo de Cristo
y a Su Contorno Doliente?
(...)
Rafael de Gabriel García - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2004.
Mira cómo trae los Ojos
mira cómo trae la Cara
no la he visto más bonita...
ni el Sol cuando sale al alba
ni la Luna por la noche
cuando parece de plata
ni los reflejos del Río
a mediodía en Triana.
La tarde del Jueves Santo
tiene en Sus Ojos la Gracia.
Tras el Pendón de Castilla
viene la Belleza Clara
qué amor en sus costaleros
y qué tristeza en las ramas
florecidas de azahar
y a Su Pasar desmayadas.
Qué belleza, imaginero
qué bien te salió, qué Guapa
¿dónde bebiste, escultor?
¿en qué fuentes, de qué agua?
bien que saciaste tu sed
de inspiración honda y clara:
Victoria tan Dolorosa
pero Victoria tan Guapa...
Cien años ya, Madre mía
cien años de que jurara
ante Tu Augusta Presencia
las Reglas el Rey de España.
El que presidió dos veces
Tu Esplendor que lo llamaba.
Aquel Rey que en Primavera
hasta Sevilla bajaba.
Aquel que fuera feliz
tan cerca de lo que amaba;
aquel que pasó revista
a los Armaos en Su Alcázar,
el que concedió la Venia
en los Palcos de la Plaza,
aquel que oyó a Rafael,
cuando a caballo tocaba
el clarín de Artillería
mientras Sevilla soñaba
y lo mandara llamar
para ascenderlo a Brigada.
Rafael de Gabriel García - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2004.
Será por ese vacío
fúnebre de tus párpados.
fúnebre de tus párpados.
Será porque mueres joven
con apariencia de anciano.
Será porque con lo negro
se siente el mundo angustiado.
O tal vez porque esa muerte
rehuye cualquier milagro.
O será por lo que pienso
cuando miro tu costado
que mi ser quiere seguirte
y mis pies darte de lado...
Será porque tu lo quieres
por lo que siempre te clamo:
ponme tu Cruz en la frente
-ceniza sobre pecado-
como una nueva cuaresma
que me despierte en tus brazos
y me alimente el alma,
Cristo muerto del Calvario.
Francisco J. Vázquez Perea - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2003.
No hay comentarios:
Publicar un comentario