miércoles, 2 de abril de 2014

SEMANA SANTA EN ... LA POESÍA (2 de abril)



(...)
Mirad en Jerusalén

a Jesús libre y despierto,

que luego estará Cautivo,

materia de Prendimiento,

Desamparo y Abandono

en la Caridad inmerso

y al cuidado de María,

Marta, José, Nicodemo...

Y Atado en una Columna,

y Despojado y sin techo,

esperando ayer y hoy

su Presentación al Pueblo,

las miserias de Caifás

y de Anás, y los enredos

de Herodes y de Pilato,

y las cuentas y los cuentos

de ladrones y asesinos

que echan semilla en el tiempo.

Hoy como ayer, canta el gallo

de Sócrates y el de Pedro.

Hoy como ayer, las dobleces

de escribas y fariseos,

mientras se ahondan las distancias

que van del denario al euro.
(...)

Joaquín Caro Romero - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2000.



(...)
La Amargura es Santa Ángela


elevada a lo más grande,


y Madre María Purísima
con la corona en su talle.
La Amargura que yo digo
es simplemente mi Madre.
Acompañante de preste
seré tras de ti, mas sabes...
que por servirte, Amargura,
yo seré cantor, sochantre,
redactor de boletín,
y organista y lo que manden,
y buscaré un huequecito
en uno de los pilares.
Y allí podré comprender
que siendo las dos iguales,
Pastora, Amargura, sois
sencillamente mi Madre.
Ahora que ya no hay tiempo,
vuelve el tiempo a regalarme
la preciosa cercanía
de un brazo al que encaramarme,
de una voz que me acurruca,
de unas manos donde cabe
el consuelo de esas lágrimas
que de chiquillos nos salen.
En tus ojos, Amargura,
siempre dulces, siempre afables,
la sonrisa cariñosa
mientras jugaba llamándole,
la dulzura de unas cuantas
meriendas de chocolate. 
(...)


Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.





¿Cómo te gusta más la Macarena, sevillano?

¿Con la penunbra del último brillo de su candelería
o con la primera luz de la mañana
asaltando su rostro en una calleja?
Dime, ¿cómo te gusta más?
¿En la soledad de su camarín o en la multitud de su Arco?
¿Cómo te gusta más la Macarena?
¿En la suave y llorosa mecida de cualquier segundo de la Estación de Penitencia o en
su víspera hebrea de una tarde de paseo?
Dime, sevillano, ¿cómo te gusta más?
¿Surcando el atronador griterío de corazones que la espera en su salida o recogiendo
el caudal de lágrimas que la arropa en su vuelta?
¿Cómo te gusta más la Macarena?
¿En la quietud de Sor Angela o en el arrebato del Duque?
¿En el silencio de la Catedral o al amparo de las voces de su barrio?
¿Entre el bullicio de calle Parras o en su encuentro con la Anunciación al compás
melancólico de Valle?
Dime, ¿cómo te gusta más?
¿Viéndola llegar, buscándote con su mirada oyéndose de ti, mientras ves su Palio
cimbrear por su trasera y te invade esa pegajosa agonía de lo ausente?
Hoy se aparece Dios en el relente
De una noche resuelta en Macarena.
Se me avivan los pulsos bruscamente
Y enloquecen a su paso por las venas.
Voy contigo, Señora, hacia la calle
Esperando el milagro y el asombro.
Ceñiremos Sevilla por el talle
Y a la luna, el brazo por los hombros.
Tú tenme, Macarena, sin medida
Predispuesto a añorarte y a quererte
Porque una aurora entera fue vencida
Para llegar aquí, y poder verte
Y para hincar al pie de tus altares
El peso de mi fe en mis rodillas
Y esperar que en el cielo se dispare
Un repique de amor y campanillas
Que anuncie que la Madre de Sevilla
Llega a casa, feliz, amaneciendo
Tan hermosa, resuelta y tan sencilla
Que hasta el cielo en su amor se le va abriendo
Azahar por los ojos, por las manos
Siento a Dios cabalgando por mis venas.
Yo no sé lo que pasa, sevillanos
Cuando miro pasar la Macarena.

Carlos Herrera Crusset - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2001.



La tarde que ya era rosa


se ha vuelto color ceniza.
El río, que era de plata,
ondas de azabache riza.
En frío helado de muerte
se ha convertido la brisa,
porque un hombre desde el puente
en una cruz agoniza.
Un gitano de la Cava
desde el Altozano grita:
"Aguanta Manué, mi arma,
toma mi aliento y respira,
mientras aventan las fraguas
y cantan por seguiriyas
pa que el aire de Triana
dando calor a Sevilla,
te preste el soplo que falta
pa llegar a la otra orilla".
Y por la calle Pureza
Señá Santa Ana y su hija
envueltas en sendos mantones
van como despavoridas...
¡Ay que no llegamos, Madre!
que se me muere, deprisa.
Siendo tú nuestra Esperanza
¿por qué sufres vida mía?
Precisamente Triana
desde hace siglos confía,
y espera ver a tu Hijo,
por muchos años con vida.
La tarde se ha vuelto rosa
y en el río la plata brilla,
porque en sus aguas reposa
como una frágil barquilla,
esa silueta hermosa
que une a Triana y Sevilla. 

Francisco J. Ruíz Torrent - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2002.


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