A mí me
gusta escuchar 
esas
tertulias magníficas, 
que me
encuentro en la taberna 
de Morales,
La Fresquita, 
Casa
Ricardo, El Tremendo 
y otras de
categoría. 
Allí están
cuatro cabales 
hablando de
cofradías. 
Que si un
palio, que si un Cristo, 
que si una
calle escondía, 
y cuando
intentan los cuatro 
explicarla y
definirla, 
afirma uno
entre ellos: 
¡eso es una
cofradía! 
Pero en esa
afirmación 
nunca vemos
incluidas, 
las
cofradías de lejos, 
que son “de
hace cuatro días”. 
¿Cuatro
días? Torreblanca 
es la decana
en la lista, 
y a los
Pilatos del mundo 
va
reclamando justicia. 
Y el Parque
Alcosa, que bebe 
del Cáliz de
su Mesías 
todo el
Divino Perdón 
que brota de
sus heridas. 
¿Y el Cristo
de la Corona? 
Con él no se
justifica; 
porque es de
ruán morado 
la hermandad
catedralicia. 
Y en Padre
Pío, la gracia 
más que
hispalense, es Divina. 
Divina
Gracia se llama 
allí en
Palmete María, 
donde San
Juan de la Cruz 
divinos
versos recita. 
Y se llama
Dulce Nombre 
la Virgen en
Bellavista, 
y se llama
Coronada, 
como yo la
llamaría, 
y es en
doloroso Valme, 
Remedio y
Salud, su vida. 
Pino Montano
es el Huerto 
donde a
Jesús lo cautivan 
los sayones
y romanos 
que el mundo
nuestro le envía, 
y la Virgen
del Amor 
con su amor
evangeliza. 
Y en
claretiana algazara 
Heliópolis
se arrodilla, 
que el
Cristo de la Misión 
carga con la
cruz y alivia 
de su Madre
del Amparo 
del corazón
las espinas. 
Pasión y
Muerte, que es, 
Pasión y
Muerte tan mía, 
Desconsuelo
de una Madre 
que entre
sus manos unidas 
lleva el
ruán de Triana 
y es Buen
Aire que nos guía. 
Mía, como es
también 
San José
Obrero, que inicia 
su camino
penitente 
con dos
pasos en seis días, 
Jesús de la
Caridad, 
sobre lirios
y cardina, 
y Dolores,
que en mi barrio, 
sueña con su
calle Pinta 
cuajada de
nazarenos 
blanquiazules
en dos filas. 
Mi barrio de
penitencia, 
Mi barrio,
que no se olvida, 
de tu apoyo,
Padre Víctor 
que desde el
cielo nos miras. 
“La Fe nace
en la Parroquia”, 
y en mi
parroquia os diría, 
que mi fe,
viendo a los Mínimos, 
se aumenta y
se multiplica. 
Donde yo
vaya, diré 
lo mismo,
pues no es mentira: 
mi Parroquia
me hizo grande 
por dentro y
mientras crecía, 
me enseñó
que no hay distancias, 
límites ni
cortapisas 
cuando nos
quema en las manos 
el fuego que
evangeliza. 
Decían los
que charlaban... 
“eso es una
cofradía”. 
Si me
disculpan ustedes, 
con su venia
concedida, 
por muy
pobres que parezcan, 
muy
modernas, muy sencillas, 
sé que todas
empezaron 
con lo mejor
que podían. 
Los cofrades
de estos barrios, 
los que allí
viven y habitan, 
y pertenecen
también 
a
hermandades escogidas, 
¿es que son
menos cofrades 
y son menos
capillitas? 
Los
Príncipes, Miraflores, 
Cruz Roja,
Las Avenidas, 
Sevilla
Este, Villegas, 
Rochelambert...seguiría...
Plantinar,
Juan XXIII,
Amate, Tiro
de Línea, 
pongo el
Polígono Norte 
y Bami y las
Letanías 
y los de
Madre de Dios, 
Tablada, El
Cerro, La Oliva, 
los del
Polígono Sur, 
Santa
Aurelia y Romería, 
y Macarena
Tres Huertas, 
La Paz y Las
Golondrinas, 
Las Almenas,
Las Naciones, 
Valdezorras,
San Matías... 
Esos barrios
y otros tantos 
son también,
también Sevilla. 
¿Es que son
menos cofrades? 
¿Es que de
forma distinta 
viven lo que
están sintiendo 
y esperan lo
que se ansía? 
Dicen los
cuatro cabales: 
“Eso es una
cofradía”, 
los barrios
del extrarradio 
son también,
también Sevilla. 
Son también
las Hermandades, 
las
Hermandades de Vísperas, 
auténtico
testimonio 
de fe de una
Iglesia viva. 
Porque en
aquellas tabernas 
que están
lejos son distintas 
las murallas
y los límites 
de la ciudad
y sus días. 
Allí también
hay cabales 
y tertulias
escogidas, 
y dicen de
sus hermandades 
“eso es una
cofradía”. 
Quien tenga
oídos, que oiga, 
quien tenga
labios, que diga: 
las Vísperas
son también 
Hermandades
de Sevilla! 
- Pregón de la Semana Santa de Sevilla. 2013.
     Francisco Javier Segura Márquez.