Capataz:
Lleva despacio a Jesús
que va muerto por Amor
sobre el árbol de la Cruz.
Lleva despacio a Jesús
que va muerto por Amor
sobre el árbol de la Cruz.
Que no le roce ni el aire
que se mece por las ramas,
porque puede dilatarse
el manantial de sus llagas.
que se mece por las ramas,
porque puede dilatarse
el manantial de sus llagas.
Ni la ráfaga de luz
con su tacto de azahar,
ni el suspiro del naranjo
cuando vayas a llamar.
con su tacto de azahar,
ni el suspiro del naranjo
cuando vayas a llamar.
Ni el clavel en la ventana
ni el geranio del balcón,
ni el cuchilla de la noche
ni el refleja del farol.
ni el geranio del balcón,
ni el cuchilla de la noche
ni el refleja del farol.
Ni la música siquiera
de la saeta que canta,
ni el Padrenuestro que vibra
en la sedienta garganta.
de la saeta que canta,
ni el Padrenuestro que vibra
en la sedienta garganta.
Ni el mercurio del lucero
ni el azogue de la estrella,
ni el trepidar tan siquiera
del pisar del costalero.
ni el azogue de la estrella,
ni el trepidar tan siquiera
del pisar del costalero.
Capataz: Que no rocen a Jesús
ni el hálito del candor
ni el pétalo de la brisa.
¡Que va Muerto por Amor!
ni el hálito del candor
ni el pétalo de la brisa.
¡Que va Muerto por Amor!
Antonio Rodríguez Buzón - Pregón de la Semana Santa - 1956.
¡Sevilla,
Sevilla entera
unida en
protestación
de fe por la
Macarena!
Unir las
voces yo quiero
de los que
sólo la miran,
y Avemarías
no aciertan,
de los que
besan sus fotos,
los que al
buscarla la encuentran,
de las
madres recién madres,
y de las
madres de vuelta
de aquellas
horas de duelo,
de aquellas
noches en vela,
de los
padres y los hijos
enredados en
pelea,
que
suspenden por un rato
sus lances
para ir a verla.
¡Sevilla,
Sevilla entera
unida en
protestación
de fe por la
Macarena!
Sevilla
diciendo a coro,
“Creo en
Dios, porque la hiciera
Creador de
la Hermosura
Creador de
su Grandeza.
Que hizo el
cielo por bajarla
e hizo al
bajarla la tierra,
que hizo
visible en su nombre
las
maravillas excelsas
y en Ella
puso invisibles
la Gracia y
la Vida eterna.
¡Qué bien
suena! ¡Qué bien sale!
con la voz
sin temblequera,
Sevilla,
Sevilla entera
unida en
protestación
de fe por la
Macarena!
Creo en
Jesucristo, el Hijo
de Dios y de
Madreperla,
nacido antes
de que el tiempo
en Madrugás
se viviera.
Dios de Dios
y luz de luz,
Dios por
Dios y Luz por Ella.
Dios verdad
de Dios verdad
Verdad que
en San Gil se muestra,
engendrado,
no creado,
hecho de
aquella manera
como tiembla
la esmeralda
sin que una
mano la mueva,
con el Padre
Omnipotente
de su igual
naturaleza,
del Padre,
que lo hizo todo
y en Ella
tuvo su meta.
Sevilla
reza: “Yo creo
que Cristo
pisó las piedras
de la calle
San Luis
del Pumarejo
y de Feria,
que por
nosotros los hombres
y por
salvarnos, quisiera
por obra del
Santo Espíritu,
sembrarse
junto a la acequia
que es Santa
María la Virgen
pero aquí se
dice Reina.
Que se hizo
hombre y se hizo
el Señor de
la Sentencia,
y entre
Centuria y Pilatos,
y entre
gandinga y cornetas,
padeció y
fue sepultado
pero fue
losa ligera,
que resucita
glorioso
antes que
nos demos cuenta.
Resucita
antes que nadie
y es
primicia y es bandera
de
esperanzada alegría
por calle
Parras de vuelta.
Que Jesús
vuelve a la vida
y sube al
cielo y se sienta
a la derecha
del Padre
y allí
permanece y queda
como se
queda dormido
con Rosario
en su belleza,
y así es más
dulce el juicio
y así el
Reino manifiesta.
Creemos en
el Espíritu
que da vida
y nos alienta,
que es
paloma que se posa
en la rama y
la veleta,
que es del
Padre y es del Hijo,
y con ellos
se revela,
mientras
habla por tus ojos
esa voz de
los profetas.
Sevilla,
puesta a tus plantas,
creyendo por
ti en la Iglesia,
que es Una,
Santa, Católica
y
Apostólica, confiesa
que se
bautiza en los pétalos
que caen de
las azoteas,
y así limpia
sus pecados
en morada
penitencia.
Sevilla
espera por ti,
que los que
mueren no mueran,
y al llegar
tú resuciten
y entonces
Sevilla entera,
se una en
protestación
de fe por la
Macarena.
Sevilla
nunca termina
de
responder: Que así sea.
cuando
recita este Credo
Macareno a
su manera.
Ella en el
centro de todo.
Sevilla,
Sevilla entera,
cuando
repite tu nombre
se crucifica
y se eleva,
Tu nombre en
protestación
de fe por tu
nombre auténtica.
Tu nombre
como una cruz
y tu nombre
por respuesta.
¡Macarena,
Macarena, Macarena, Macarena, Macarena!
Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.
Igual que un Faro de amor
eres Virgen Soberana;
igual que un Faro de amor
que el mismo Dios cuida y guarda,
junto a la orilla del río
más luminoso de España,
y entre las costas celestes
y la tierra sevillana,
para calmar sus dolores,
para consolar sus lágrimas,
para abrir nuevos caminos
en la oscuridad del alma,
para hacer limpia y sencilla
la devoción que te aclama,
para coronar las flores
la luz de cada mañana,
para aumentar su color
bajo tu dulce mirada,
para hacer su aire perfume
y suspiro su plegaria,
y para verter en ella
todo el caudal de tu Gracia
al ondear la bandera
de tu bendita Esperanza.
Igual que un Faro de amor
eres Virgen Soberana;
más bonita que el jazmín,
más limpia que el agua clara,
más pura que la azucena,
más luminosa que el alba,
más primavera encendida
que la que da rosas granas,
más gitana que la torre
morenita de Santa Ana,
y más hermosa que el sol
que con su reflejo abrasa.
Igual que un faro de amor,
eres Virgen Soberana;
Madre de los marineros,
Señora de la arrogancia,
Orgullo de San Jacinto,
Repique que nunca acaba,
Canción de nuestra alegría,
Puerto y Altar de la Cava,
nave segura hacia el Cielo,
y Esperanza de Triana.
eres Virgen Soberana;
igual que un Faro de amor
que el mismo Dios cuida y guarda,
junto a la orilla del río
más luminoso de España,
y entre las costas celestes
y la tierra sevillana,
para calmar sus dolores,
para consolar sus lágrimas,
para abrir nuevos caminos
en la oscuridad del alma,
para hacer limpia y sencilla
la devoción que te aclama,
para coronar las flores
la luz de cada mañana,
para aumentar su color
bajo tu dulce mirada,
para hacer su aire perfume
y suspiro su plegaria,
y para verter en ella
todo el caudal de tu Gracia
al ondear la bandera
de tu bendita Esperanza.
Igual que un Faro de amor
eres Virgen Soberana;
más bonita que el jazmín,
más limpia que el agua clara,
más pura que la azucena,
más luminosa que el alba,
más primavera encendida
que la que da rosas granas,
más gitana que la torre
morenita de Santa Ana,
y más hermosa que el sol
que con su reflejo abrasa.
Igual que un faro de amor,
eres Virgen Soberana;
Madre de los marineros,
Señora de la arrogancia,
Orgullo de San Jacinto,
Repique que nunca acaba,
Canción de nuestra alegría,
Puerto y Altar de la Cava,
nave segura hacia el Cielo,
y Esperanza de Triana.
Antonio Rodríguez Buzón - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 1956.
(...)
Las Almas,
para el Amor;
y para el
Amor, el Beso,
Rocío para
siempre si
Desamparado
me veo;
Tristezas
para la ida,
Victoria
para el regreso,
ya venga del
Porvenir
o del puente
de San Telmo;
Estrella
para mi noche,
Candelaria
en el desvelo,
Encarnación
en la espera,
Villaviciosa
en el duelo,
Presentación
con el Fruto
que en
Calvario recogieron;
Consolación
entregándole
el Rosario a
los enfermos,
con Dulce
Nombre en la boca
y con la
Aurora de estreno.
La Sentencia
en el pretorio
la Oración
en el Huerto;
la
Coronación de Espinas,
la Mortaja y
el Entierro,
con el
Redentor yacente;
y luego a
empezar de nuevo
con el
lasaliano Cristo
Resucitado y
devuelto,
en un pasmo
de aleluya
que hace a
la piedra lucero,
porque allá
en Santa Marina
rezó
Fernando Tercero.
Joaquín Caro Romero - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2000.
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