(...)
Mirad en
Jerusalén
a Jesús
libre y despierto,
que luego
estará Cautivo,
materia de
Prendimiento,
Desamparo y
Abandono
en la
Caridad inmerso
y al cuidado
de María,
Marta, José,
Nicodemo...
Y Atado en
una Columna,
y Despojado
y sin techo,
esperando
ayer y hoy
su
Presentación al Pueblo,
las miserias
de Caifás
y de Anás, y
los enredos
de Herodes y
de Pilato,
y las
cuentas y los cuentos
de ladrones
y asesinos
que echan
semilla en el tiempo.
Hoy como
ayer, canta el gallo
de Sócrates
y el de Pedro.
Hoy como
ayer, las dobleces
de escribas
y fariseos,
mientras se
ahondan las distancias
que van del
denario al euro.
(...)
Joaquín Caro Romero - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2000.
(...)
La Amargura
es Santa Ángela
elevada a lo
más grande,
y Madre
María Purísima
con la
corona en su talle.
La Amargura
que yo digo
es
simplemente mi Madre.
Acompañante
de preste
seré tras de
ti, mas sabes...
que por
servirte, Amargura,
yo seré
cantor, sochantre,
redactor de
boletín,
y organista
y lo que manden,
y buscaré un
huequecito
en uno de
los pilares.
Y allí podré
comprender
que siendo
las dos iguales,
Pastora,
Amargura, sois
sencillamente
mi Madre.
Ahora que ya
no hay tiempo,
vuelve el
tiempo a regalarme
la preciosa
cercanía
de un brazo
al que encaramarme,
de una voz
que me acurruca,
de unas
manos donde cabe
el consuelo
de esas lágrimas
que de
chiquillos nos salen.
En tus ojos,
Amargura,
siempre
dulces, siempre afables,
la sonrisa
cariñosa
mientras
jugaba llamándole,
la dulzura
de unas cuantas
meriendas de
chocolate.
(...)
Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.
¿Cómo te gusta más la Macarena,
sevillano?
¿Con la penunbra del último brillo
de su candelería
o con la primera luz de la mañana
asaltando su rostro en una calleja?
Dime, ¿cómo te gusta más?
¿En la soledad de su camarín o en
la multitud de su Arco?
¿Cómo te gusta más la Macarena?
¿En la suave y llorosa mecida de
cualquier segundo de la Estación de Penitencia o en
su víspera hebrea de una tarde de
paseo?
Dime, sevillano, ¿cómo te gusta más?
¿Surcando el atronador griterío de
corazones que la espera en su salida o recogiendo
el caudal de lágrimas que la arropa
en su vuelta?
¿Cómo te gusta más la Macarena?
¿En la quietud de Sor Angela o en el
arrebato del Duque?
¿En el silencio de la Catedral o al
amparo de las voces de su barrio?
¿Entre el bullicio de calle Parras o
en su encuentro con la Anunciación al compás
melancólico de Valle?
Dime, ¿cómo te gusta más?
¿Viéndola llegar, buscándote con su
mirada oyéndose de ti, mientras ves su Palio
cimbrear por su trasera y te invade
esa pegajosa agonía de lo ausente?
Hoy se aparece Dios en el relente
De una noche resuelta en Macarena.
Se me avivan los pulsos bruscamente
Y enloquecen a su paso por las venas.
Voy contigo, Señora, hacia la calle
Esperando el milagro y el asombro.
Ceñiremos Sevilla por el talle
Y a la luna, el brazo por los
hombros.
Tú tenme, Macarena, sin medida
Predispuesto a añorarte y a quererte
Porque una aurora entera fue vencida
Para llegar aquí, y poder verte
Y para hincar al pie de tus altares
El peso de mi fe en mis rodillas
Y esperar que en el cielo se dispare
Un repique de amor y campanillas
Que anuncie que la Madre de Sevilla
Llega a casa, feliz, amaneciendo
Tan hermosa, resuelta y tan
sencilla
Que hasta el cielo en su amor se le
va abriendo
Azahar por los ojos, por las manos
Siento a Dios cabalgando por mis
venas.
Yo no sé lo que pasa, sevillanos
Cuando miro pasar la Macarena.
Carlos Herrera Crusset - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2001.
La tarde que ya era rosa
se ha vuelto color ceniza.
El río, que era de plata,
ondas de azabache riza.
En frío helado de muerte
se ha convertido la brisa,
porque un hombre desde el puente
en una cruz agoniza.
Un gitano de la Cava
desde el Altozano grita:
"Aguanta Manué, mi arma,
toma mi aliento y respira,
mientras aventan las fraguas
y cantan por seguiriyas
pa que el aire de Triana
dando calor a Sevilla,
te preste el soplo que falta
pa llegar a la otra orilla".
Y por la calle Pureza
Señá Santa Ana y su hija
envueltas en sendos mantones
van como despavoridas...
¡Ay que no llegamos, Madre!
que se me muere, deprisa.
Siendo tú nuestra Esperanza
¿por qué sufres vida mía?
Precisamente Triana
desde hace siglos confía,
y espera ver a tu Hijo,
por muchos años con vida.
La tarde se ha vuelto rosa
y en el río la plata brilla,
porque en sus aguas reposa
como una frágil barquilla,
esa silueta hermosa
que une a Triana y Sevilla.
Francisco J. Ruíz Torrent - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2002.
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