(...)
Y aunque los
siglos pasaron,
y aunque los
siglos pasasen,
y el Iphone
y la Blackberry
nos
distraigan, nos aparten,
y aunque
sigamos haciendo
mil locuras,
mil maldades,
nos
olvidemos de todo
y no sepamos
de nadie,
Tú me sigues
esperando
por si me
acerco a llamarte,
por si
requiero tu abrazo
de canela y
de azahares.
Ella el
Domingo de Ramos
será,
Sevilla, la madre,
que te
llevaba al colegio,
que lloró
cuando enfermaste,
y cuando
vuelva rompiendo
la brisa por
calle Alcázares,
te dirá
aunque no la mires...
“No se te
olvide abrigarte”,
Y ahora
cuando me faltan
palabras
para cantarte,
lo oscuro
del Maestranza
que se
ilumine y se alce.
Que es mi
Domingo de Ramos
el tuyo, el
de los cofrades.
Espérame
allí, Amargura,
que voy a
verte esta tarde,
-¿no es eso
lo que decimos
por teléfono
a las madres?-
Regálame una
sonrisa
diferente
que me abrace.
Regálasela a
Sevilla,
que está
impaciente rogándote,
una Amargura
distinta
porque
vuelva a enamorarse.
Effetá para
Sevilla,
cuando los
templos se abren.
La ciudad
está dispuesta:
Que pare el
tiempo, que pare,
que empiece
el tiempo distinto,
que el
pregonero...se calle.
Que pare el
tiempo, que pare,
Sevilla, que
está pasando,
la Amargura
por tus calles.
Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.
(...)
Pero me postré a tus plantas,
y con los ojos clavados
en la gloria de Tus Ojos
de lágrimas arrasados,
sentí cómo se llenaba
de flores mi rosal blanco,
y grité como el que encuentra
lo inútilmente buscado,
y canté como el que canta
por el goce desbordado,
y de oración y alabanza
yo compuse un nuevo ramo,
para Ti, que eres la Reina
de los celestiales prados,
de los eternos jardines,
de los arriates altos,
de las riberas del cielo,
Para Ti que eres la Reina
del puro amor entregado,
de los caminos sin sombra,
y de ese Valle Sagrado
que los ángeles vigilan
al resplandor de tu llanto.
Y ante tu altar Virgen mía,
yo me quedé musitando:
¡ay! quién pudiera, Señora,
ser flor de ese humilde ramo
del puro amor entregado,
de los caminos sin sombra,
y de ese Valle Sagrado
que los ángeles vigilan
al resplandor de tu llanto.
Y ante tu altar Virgen mía,
yo me quedé musitando:
¡ay! quién pudiera, Señora,
ser flor de ese humilde ramo
y de los surcos dorados.
Antonio Rodríguez Buzón - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 1956.
(...)
La de la
piel de azalea
como tallada
en el mármol,
la que lleva
golpes secos
de bambalina
en su palio,
la que rasga
el vientecillo
gélido con
sus manos,
la que tiene
por varales
las palmeras
de San Pablo.
Se nos
presenta en su nombre
Presentación,
y callamos.
No hay
saludo consistente
para firmar
nuestro pacto.
Nos deja ya
para siempre
rendidos,
embelesados.
La tierra
entera despierta,
todas las
piedras cuajando
flores de
donde no pueden
ni siquiera
imaginarlo.
El sol en la
Magdalena
postrado
bajo tu Amparo.
Y yo
despierto contigo,
y yo
despierto arañando
mis retinas
en la luz
grisácea del
tiempo exacto,
la luz de
las ocho y cinco
que tiene un
nombre en mis labios.
Perdida la
cofradía
yo me
encuentro y me rehago,
y alfarero
de esta loza
me siento
frágil y blando.
Y yo
despierto contigo,
y me
despierto soñando,
que he
despertado otra vez
bajo la luz del
Calvario.
Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.
(...)
Así Sevilla
predica
todo el año
el Evangelio,
el quinto,
que por ser suyo
quintaesencia
los portentos.
Y en la
Semana más Santa
saca a la
calle su credo
y pone palio
a la salve
y multiplica
su ejemplo
y llega
donde llegaron
Lucas,
Marcos, Juan, Mateos.
Y así
Sevilla sublima
su nombre y
su callejero.
Y sube a la
Torre Antonia
y empieza
todo el proceso,
y hace
orilla del Jordán
la Puerta
del Baptisterio.
Donde la
Escritura cuenta
la historia
del pueblo hebreo,
Sevilla va y
la completa
con sus
pasos de Misterio,
con sus
Cristos y sus Vírgenes,
sus santos,
sus monumentos,
sus
jardines, sus mujeres,
sus
hermanos costaleros
y todo el
que contribuya
a eternizar
todo esto:
el
mayordomo, el prioste,
la bordadora,
el cerero,
el florista,
el capataz,
el aguaó, el
pertiguero,
el músico,
el dorador,
el orfebre,
el saetero,
el vestidor,
el tallista,
la camarera,
el clavero...
(...)
Joaquín Caro Romero - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2000.
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