jueves, 13 de marzo de 2014

SEMANA SANTA EN ... LA POESÍA (13 de marzo)



Te pido que no te quedes,
en los lirios y el silencio
y en la rosa como gota
cristalizada en el viento.
Yo te pido que tú encuentres,
Sevilla, el mejor ejemplo,
con la santa de Betania
en tu constante trasiego.
Santa Marta, yo quisiera
imitarte y ser reflejo,
yo quisiera que Jesús
estando Lázaro muerto
antes de obrar el milagro
me preguntara: “¿Crees esto?
Y yo poder responderle:
“Creo, confío y espero”.
Hermanos de Santa Marta,
jóvenes con quienes siento,
la urgencia en la Caridad
y el ardor del Evangelio,
llevad a Cristo al sepulcro
de los que entierran su credo.
Llevad a Cristo al sepulcro
del sevillano que ha vuelto
los ojos y, ya sin fe,
sin mirar, sigue viviendo.
Llevad a Cristo, hay sepulcros
que están como el suyo nuevos,
sin que haya estado antes
nadie dándoles su aliento.
¡Cuántos como Santa Marta
corriendo, siempre corriendo,
sin tiempo para sus hijos
aunque los lleve al colegio,
sin tiempo para su esposa
o marido, repitiendo
como excusa rutinaria
“Llegamos tarde, lo siento”.
“No está muerto, Cristo vive”
dijo el joven pregonero,
y otro pregonero joven
os lo repite de nuevo.
Santa Marta nos enseña
a confiar en quien no ha muerto.
Hermanos de Santa Marta,
cirios azules lamento.
¡Dad razón de nuestra fe,
confesad lo que creemos!
La Caridad por bandera
verde y azul en el pecho.
Lunes Santo en procesión
itinerante os veremos.
Cristo de la Caridad
busca sepulcros abiertos.
Sepulcros porque Sevilla
lleve a Dios dentro, muy dentro.
Sepulcros para quedarse
entre nosotros muriendo.
Sepulcros para quedarse
eternamente despierto.

Francisco Javier Segura Márquez - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2013.



Ni fue el sol ni aquella luz primera
que rompió en el infinito
el espíritu de las tinieblas,
ni fue la luna, el firmamento
ni fueron, que no, las estrellas.
A estas obras, de su mano,
las fue Dios dando por buenas.
Tampoco fue el mar,
ni los ríos ni la tierra,
ni las plantas ni las frutas,
ni las aves ni las bestias,
que según dice la Biblia:
todo salió obra perfecta.
Fue el hombre cuando vino,
cuando vino junto a Eva
que de su misma costilla
y de su misma miseria,
perdieron su libertad
por cuestiones de obediencia.
Así que aquel paraíso
dió de fruto almas en pena.
Así que quedó pendiente
borrarle a Dios su tristeza,
y añadir a lo creado
una Esperanza, sin tregua.
Al séptimo no descansó,
coge el Padre la faena,
remueve su corazón
buscando nuevas ideas
que el amor por esta vez
quiere romper sus fronteras.
Se vuelve loco de amar
y entrega al Hijo en cruenta
muerte de clavo y cruz,
forma la más violenta
y también la más absurda
de sentenciar la inocencia.
Pero hace falta una madre,
otra mujer, otra Eva.
Esta vez la saco yo
de mi costilla, esto piensa
y enamorado imagina
el modelo en el que sueña.
Pura y Limpia, desde luego,
con un poquito de pena
para que el hombre que sufre
se sienta cerca de Ella
y otro tanto de sonrisa
para que sea yerbabuena,
y sol y cielo y aurora
y luz y agua y marea
y noche y día y mañana
y tarde y techo de estrellas
y horizonte de montaña,
nieve blanca, verde sierra,
la cumbre más elevada,
la más lejana pradera,
todos los bosques inmensos,
las inexploradas selvas,
los misterios más ocultos
que encierra nuestro planeta.
Todo lo que hizo Dios,
todo con su belleza,
encerrada en expresión
que no se olvide aunque quiera.
Todo lo que Dios soñó,
toda la creación en Ella,
superada y más sucinta,
en solo una cara perfecta.
Y vió Dios que esto era bueno,
sonó su voz a sincera,
esta vez estaba el mundo
del Paraíso más cerca,
a pesar de la barbarie
de la historia y de sus guerras,
por eso dejó sus manos
de tanta esperanza llenas.
Y vio Dios que era tan bueno,
lo que enviaba a la tierra,
el remate de su Creación
su obra de mujer nueva,
que puso inicio al descanso
cumplida su mejor promesa,
cuando tronando su voz,
como un he dicho, ahí se queda,
se oyó por el universo
que baja hasta calle Feria:
¡Hágase la que es mi madre!
¡Hágase la Macarena!

Francisco J. Vázquez Perea - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2003.




En la amanecida fresca
un barco hace su entrada
por el Arco del Postigo
el Viernes después del Alba

lo va capitaneando
la Esperanza de Triana,
en el río suenan salvas
de corbetas y fragatas,
los galeones de Indias
disparan sus andanadas
y por Arfe se estremecen
sentimientos y miradas
cuando suenan los cañones
de la Belleza y la Gracia.
Cuando Tú pasas, Morena
de camino hacia Triana
todo el Postigo se queda
solo como una explanada
en la que no hubiera nadie
que sin tristeza se hallara
pero le queda el consuelo
al Arco y Atarazanas
de haber grabado en sus muros
la sombra de Tu Esperanza.
Y te esperarán seguro
aguardando Tu llegada
para poder recibirte
entre salvas y andanadas.
Luego, por el Baratillo
a los sones de las marchas
bajo las trabajaderas
se mece toda la Gracia
y todo el mundo se queda
con el nudo en la garganta
cuando pasa para el puente
la Dueña de la Mañana.
Bonita y Guapa le dice
de lejos la Maestranza,
mira la Torre del Oro
-lo cuenta a la de la Plata-
cómo va la cofradía
despacito hacia su Entrada.
Del cielo blanca neblina
ha bajado hasta las aguas
por recibir la caricia
del Manto de la Esperanza.
Está el Paso del Caballo
cerca de la calle Larga
el Altozano es un mundo
y el mundo entero es Triana
y en la cara de Belmonte
se adivina congelada
una sonrisa torera
bajo el sol que ya se alza.
Despacio la Virgen viene
por el Puente, entre plegarias,
bendito el que la vistió
que le colocó la Saya
con el arte y el pellizco
de siguiriyas gitanas.
Arcángeles alfareros
la van llevando en volandas
pasa el Puente poco a poco
y cuando entra en Triana
desde los Cielos sonríen
San Joaquín y Santa Ana.
Marineros Celestiales
han soltado las amarras
y han desplegado las velas
de la Nao de la Gracia
que va surcando por mares
de piropos y alabanzas
que se dirigen a Ti
por ser Divina Esperanza.
Cuando el barco toma el rumbo
que le dicta Tu Mirada
pétalos y colgaduras
te siguen, rindiendo armas
y repitiendo a porfía
como canción que te alaba:
¡Dios te Salve, Marinera
Lucero de la Mañana
Ilusión de nuestra vida
Esperanza de Triana!

Rafael de Gabriel García - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2004.




La torre de Omnium Sanctorum
está mirando hacia Roma,
y en la calle Anchalaferia
ya hay plumeros que la adornan.
Roma toma posiciones
y Sevilla las remonta,
que por la Paz llega el Carmen
a imponerse a la carcoma.
Lo va diciendo Jesús
Despojado por Varflora;
y a continuación lo dice
el Cristo de la Victoria;
y las Penas de Triana
por San Jacinto y Rioja;
y lo dice la Amargura
con su Silencio en la Europa,
y San Gonzalo al pasar
por la avenida de Coria.
Y Longinos en el Cerro
y en la Lanzada alevosa.
El ultraje en San Esteban
lo va diciendo con mofa.
Y San Benito lo dice
por la Puerta de Carmona,
que el barrio de la Calzada
no tiene miedo a la loba,
ni el águila macarena
teme a la flecha o la honda.
(...)

Joaquín Romero Murube - Pregón de la Semana Santa de Sevilla - 2000.
 


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