El texto dice así: "De ángel y mártir al unir los nombres corona el cielo tu sangrienta suerte". Y continúa: "Doliente tributo al párvulo secuestrado en la Plaza Nueva el 1º de agosto de 1868 a los 4 años y 5 meses de edad".
En una Sevilla, la de 1868, preparándose para "la Gloriosa" o Revolución de Septiembre de 1868, que supuso el destronamiento de Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático, todo era revuelo en la ciudad, al igual que en todo el sur y casi el resto de España.
En Sevilla, en aquel año, se sucedieron hechos como el derribo de las murallas que rodeaban la ciudad histórica, demolición de las puertas Osario, de Carmona y de San Fernando, el cierre al culto de la iglesia de Santa Lucía, ..., entre otras. Pero el suceso que conmocionó a la ciudad a principios de agosto fue el secuestro de un pequeño en plena Plaza Nueva, y del que jamás nada más se supo. El recuerdo de este hecho se recoge en esta lápida situada en un rincón con poca iluminación del interior de la Basílica de María Auxiliadora, en la Trinidad, junto al altar de San Juan Bosco.
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