miércoles, 12 de noviembre de 2014

RESPUESTA - 12 de noviembre - PASEANDO POR SEVILLA

En el siglo XIV los judíos sevillanos vivían con ciertas garantías pero no se sentían del todo seguros. Uno de los principales judíos, Diego Susón, comenzó a celebrar reuniones secretas para idear el plan de lo que sería la gran sublevación judía de España.

Diego Susón tenía una hija a la que por su hermosura se le conocía como "la fermosa fembra", quien, a espaldas de su padre, se veía a escondidas con un caballero cristiano, perteneciente a uno de los más ilustres linajes de Sevilla.

Una noche "la bella Susona" escuchó la conversación de los conspiradores reunidos con su padre en su casa, y advirtió que uno de los primeros a quien darían muerte sería su amante. Cuando terminó la reunión salió de su casa y le contó lo ocurrido a su amado; éste lo denunció al Asistente de la ciudad, don Diego de Merlo, quien mandó apresar a aquellos judíos, condenándolos más tarde a muerte y ejecutándolos después en la horca de "Buena Vista", en Tablada.

Atormentada Susona por los remordimientos, se bautizó en el cristianismo, se confesó, y aconsejada por el Arcipreste de la catedral, se retiró a hacer penitencia a un convento. Finalmente, cuando Susona murió, se encontró una cláusula en su testamento que decía: "y para que sirva de ejemplo a los jóvenes y en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto, separen mi cabeza de mi cuerpo, y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás".

A esta calle se le llamó desde entonces, Calle de la Muerte, hasta que en el siglo XIX se cambió por el que ahora lleva: Calle Susona (con acceso desde la Plaza de doña Elvira).

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