Este tipo de enterramiento está catalogado en la arquitectura funeraria como "arcosolio". Es un tipo de tumbas que se vuelve a utilizar a partir del siglo XII, situándolas en las paredes de las iglesias. En el nicho, con forma de arco ojival y, posteriormente, con la llegada del Renacimiento, de medio punto, se introduce el sarcófago, colocando sobre su tapa el bulto yacente del difunto.
Este que buscamos es el Sepulcro de los Guzmanes, constituido por dos arcos decorados con azulejos del siglo XVII y algunas piezas repuestas en 1940, debido al incendio que sufrió la iglesia. Se encuentran en la nave del Evangelio, a los pies del Presbiterio, en la iglesia de Omnium Sanctorum. Las esculturas yacentes de terracota están atribuidas a Mercadante de Bretaña. A ambos lados de los sepulcros aparecen unos paños cerámicos con las figuras de Santo Domingo y San Ramón Nonato. De la misma forma, en el centro del conjunto funerario, observamos una pieza que representa el escudo heráldico de los Guzmanes, que le da título a las tumbas.
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