"Y, en
pago desta cortesía y buena obra, creyendo él que yo le sisaba
algo de la cuenta que él allá en su imaginación había
hecho de lo que yo podía tener, esta mañana me sacó
al campo, detrás de la Güerta del Rey, y allí,
entre unos olivares, me desnudó, y con la petrina, sin escusar ni
recoger los hierros, que en malos grillos y hierros le vea yo, me dio tantos
azotes que me dejó por muerta. De la cual verdadera historia son
buenos testigos estos cardenales que miráis".
La zona se sigue llamando "Huerta del Rey"; lo único, hay que saber situar el lugar donde se encuentran los azulejos. Y es, concretamente, en una de las puertas almenadas (como se podía ver en la fotografía) del Parque del Palacio de la Buhaira, en la calle Portacoeli, esquina con Eduardo Dato.
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