lunes, 15 de junio de 2015

RESPUESTA - 15 de junio - PASEANDO POR SEVILLA

En la calle Quevedo, en la collación de San Martín, existía una pequeña capilla donde se veneraba una antigua imagen de la Inmaculada a la que se atribuían numerosos milagros. Fue tanta la devoción que llegó a causar esta imagen que se pensó edificar una iglesia donde poder rendirle culto. Y el proyecto se le encargó al prestigioso arquitecto, además devoto de la Inmaculada, Aníbal González.

La idea de Aníbal González era espectacular: una colosal iglesia neogótica de dimensiones extraordinarias; como preámbulo, una gran plaza de ciento veinte metros de diámetro, una basílica de cuarenta y cinco metros de altura en su fachada, flanqueada por dos torres de cien metros cada una, un un interior de diez mil metros cuadrados de superficie en planta (ciento veinticinco metros de largo por setenta y cinco metros de ancho).

El 6 de julio de 1928 se inician las excavaciones en los terrenos conocidos como Huerta del Rey. La primera piedra es bendecida por el Cardenal Ilundain y participa en el acto hasta el mismo rey Alfonso XIII. Pero la repentina muerte de Aníbal González el 31 de mayo de 1929 para la construcción hasta nuestros días. En la Avenida de la Buhaira, oculta entre los jardines que le dan nombre, se encuentran los únicos vestigios de lo que fue un bonito sueño.


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