Luis Germán y Ribón, sacerdote y catedrático de la Universidad, junto a otros hombres de estudio, pertenecientes en su mayoría a la alta clerecía de la ciudad, grupo que por aquel entonces representaba el progresismo intelectual y el espíritu innovador de la Ilustración europea, reunidos en el domicilio del primero, en la actual calle Abades número 47, fundaron la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
Fiel a esa mentalidad ilustrada la Academia nació con el propósito de constituirse en "un centro de donde irradiase la luz del saber, en honra y provecho de las ciencias y de las letras patrias" y de "contribuir a ilustrar la historia de Sevilla y de la región andaluza".
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