A principios del siglo XX, en plena época historicista, el marqués de la Motilla contrata a dos importantes arquitectos del momento para llevar a cabo su obra, de claro carácter medieval; por una lado trabaja su creador, el arquitecto italiano Gino Coppede, a quien se le encarga el diseño del edificio, y por otro Vicente Traver, a quien le correspondería la dirección técnica de la obra.
La construcción del Palacio del Marqués de la Motilla viene originada por la necesidad de levantar una nueva fachada en la calle Laraña, afectada por la operación de ensanche a que es sometido ésta junto con otras calles importantes de la ciudad.
Es una edificación de clara inspiración florentina que presenta una fachada de corte italiano-medieval cuyo elemento principal es su soberbia torre-mirador que nos recuerda en su conjunto a la del Palacio Vecchio de Florencia, en la que se inspira su autor.
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