El Palacio de San Telmo está considerado como uno de los más bellos ejemplos del barroco sevillano. La planta es rectangular, con dos plantas más ático, torreones en las esquinas, jardines y varios patios interiores, contando el principal con un claustro cuadrado en el centro. Su construcción se inicia en 1682. Las obras estuvieron a cargo de Antonio Rodríguez y tras un período de inactividad fue terminado por Leonardo de Figueroa.
En su fachada principal destaca su portada de estilo churrigueresco terminada en 1754: es obra de Matías y Antonio Matías Figueroa, hijo y nieto de Leonardo de Figueroa. Se compone de tres cuerpos, el de abajo compuesto por una puerta flanqueada por tres columnas toscanas a cada lado, el segundo por un balcón balaustrado sostenido por los atlantes que buscábamos, y el tercero donde aparece la figura de San Telmo, patrón de los navegantes, flanqueado por los patronos de la ciudad: San Fernando y San Hermenegildo. Las doce figuras de mujer que rodean al balcón representan alegorías de las ciencias y las artes relacionadas con los estudios de náutica.
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